/ domingo 1 de marzo de 2020

La unidad del Estado, indispensable para progresar

Ahora que se acerca la contienda electoral municipal en la que los ciudadanos de Hidalgo decidiremos a través del voto libre y de forma pacífica, creo muy importante decir algo que casi nunca se menciona en estas condiciones, la unidad de los hidalguenses.

Para que la vida del Estado continúe en marcha y se trabaje para abatir los índices de pobreza y marginación es necesario que conservemos la fraternidad que debemos tener y que hemos demostrado todos los habitantes. Cuando Hidalgo se ha unido se han dado transformaciones positivas y beneficiosas.

Después de la guerra de intervención extranjera, el país volvió a la ruta para restaurar la República y volvieron a surgir aquí las voces de apoyo a quienes habían ya planteado la creación de un nuevo estado, la unidad de los habitantes de estas regiones tuvo gran influencia en el ánimo del gobierno del presidente Juárez y del Congreso Nacional para que se diera la erección del Estado.

Cuando se empezó a constituir el gobierno de Hidalgo con la creación del Poder Judicial y de la Cámara de Diputados que habría de ser Constituyente, hubo unidad y así se crearon las instituciones locales mencionadas.

Juan C. Doria que sabía el valor de la Unidad y la Paz, lo primero que hizo al llegar al gobierno de la Entidad, fue salir personalmente a combatir a los bandoleros y los puso quietos, porque sabía que para que el nuevo estado progresara debería haber paz. También trabajó incansablemente por crear nuevas escuelas y creó muchas para fomento de la educación.

Más tarde, pasando la vorágine de la Revolución mexicana y habiendo realizado los mexicanos la nueva Constitución en 1917, empezó a tranquilizarse el ambiente político y aunque hubo contiendas electorales difíciles se tranquilizó el Estado, ya que a la federación le convenía un Hidalgo asentado y sin levantamientos. Así transcurrió todo el siglo XX con trabajo y sin guerras ni levantados.

Debemos decir que la acción de un partido político creado al término de la Revolución y con cierta ventaja por la participación aquí de un grupo con un líder sólido, permitió que los cambios de poder fueran pacíficos. Así fue en aras del trabajo unido y decidido.

La estabilidad política que estableció el partido oficial fue determinante en el siglo pasado. Pero las cosas cambian y actualmente ha habido reformas que han permitido la participación en las contiendas de varios partidos políticos y de un importante grupo de candidatos independientes.

Van a haber ahora, muchos candidatos, unos de parte de los partidos, otros de parte de su ambición personal y de grupo. Unos sinceros y con intenciones de trabajo, otros no tanto. Bien, son signos de los tiempos, pero aunque haya muchos y se pulverice el mosaico, hay que estar unidos, los competidores son eso y no son enemigos. Hagamos una contienda civilizada y pacífica, así es la democracia. En estas elecciones, deseamos un Hidalgo Unido.

Ahora que se acerca la contienda electoral municipal en la que los ciudadanos de Hidalgo decidiremos a través del voto libre y de forma pacífica, creo muy importante decir algo que casi nunca se menciona en estas condiciones, la unidad de los hidalguenses.

Para que la vida del Estado continúe en marcha y se trabaje para abatir los índices de pobreza y marginación es necesario que conservemos la fraternidad que debemos tener y que hemos demostrado todos los habitantes. Cuando Hidalgo se ha unido se han dado transformaciones positivas y beneficiosas.

Después de la guerra de intervención extranjera, el país volvió a la ruta para restaurar la República y volvieron a surgir aquí las voces de apoyo a quienes habían ya planteado la creación de un nuevo estado, la unidad de los habitantes de estas regiones tuvo gran influencia en el ánimo del gobierno del presidente Juárez y del Congreso Nacional para que se diera la erección del Estado.

Cuando se empezó a constituir el gobierno de Hidalgo con la creación del Poder Judicial y de la Cámara de Diputados que habría de ser Constituyente, hubo unidad y así se crearon las instituciones locales mencionadas.

Juan C. Doria que sabía el valor de la Unidad y la Paz, lo primero que hizo al llegar al gobierno de la Entidad, fue salir personalmente a combatir a los bandoleros y los puso quietos, porque sabía que para que el nuevo estado progresara debería haber paz. También trabajó incansablemente por crear nuevas escuelas y creó muchas para fomento de la educación.

Más tarde, pasando la vorágine de la Revolución mexicana y habiendo realizado los mexicanos la nueva Constitución en 1917, empezó a tranquilizarse el ambiente político y aunque hubo contiendas electorales difíciles se tranquilizó el Estado, ya que a la federación le convenía un Hidalgo asentado y sin levantamientos. Así transcurrió todo el siglo XX con trabajo y sin guerras ni levantados.

Debemos decir que la acción de un partido político creado al término de la Revolución y con cierta ventaja por la participación aquí de un grupo con un líder sólido, permitió que los cambios de poder fueran pacíficos. Así fue en aras del trabajo unido y decidido.

La estabilidad política que estableció el partido oficial fue determinante en el siglo pasado. Pero las cosas cambian y actualmente ha habido reformas que han permitido la participación en las contiendas de varios partidos políticos y de un importante grupo de candidatos independientes.

Van a haber ahora, muchos candidatos, unos de parte de los partidos, otros de parte de su ambición personal y de grupo. Unos sinceros y con intenciones de trabajo, otros no tanto. Bien, son signos de los tiempos, pero aunque haya muchos y se pulverice el mosaico, hay que estar unidos, los competidores son eso y no son enemigos. Hagamos una contienda civilizada y pacífica, así es la democracia. En estas elecciones, deseamos un Hidalgo Unido.