Al cumplir los seis años de su mandato, el presidente López Obrador fue incapaz de resolver los grandes problemas del país, por el contrario, los acrecentó.
El legado que el gobierno de AMLO le dejará a los mexicanos es quizá el más trágico de la historia: 200 mil homicidios dolosos, deuda neta del gobierno que asciende a 13.99 billones de pesos, la devastación del sistema de salud, pero quizá lo más indolente fue su falta de intervención en los graves problemas ambientales que padecemos.
La crisis ambiental es un problema de trascendencia global que está produciendo fenómenos con efectos devastadores en muchas regiones del mundo, entre ellos aumento de la temperatura, grandes sequías, huracanes, inseguridad alimentaria, temporadas de cultivo impredecibles, desplazamiento de personas, inestabilidad política y social, entre otros.
Nuestro país no ha escapado a estos fenómenos y sus consecuencias en muchas ocasiones han sido muy severas; aun recordamos el paso del huracán Otis y la devastación que provoco a la ciudad y la población del puerto de Acapulco en el estado de Guerrero. El puerto nuevamente esta siendo afectado, ahora por el huracán John que ha dejado tres veces más lluvia que Otis con sus predecibles consecuencias.
En nuestro estado los problemas ambientales tienen origen diverso, como las emisiones a la atmósfera por las industrias, el uso de combustibles fósiles, la minería, los incendios forestales o la incursión de aguas negras a la presa Endhó provenientes de la CDMX.
Aunque los problemas ambientales se presentan en varias zonas del estado de Hidalgo, la región Tula-Tepeji destaca a nivel mundial por su grave problema de contaminación el cual ha provocado daños a la salud de la población como enfermedades respiratorias, cardíacas, cáncer de pulmón, insuficiencia renal crónica, así como pérdida de especies vegetales y animales pertenecientes al ecosistema.
Tan grave es el problema que, aunque muy tardíamente, el presidente López Obrador emitió un Decreto declarando zona de restauración ecológica el área de influencia de la presa Endhó, ubicada en los municipios de Atitalaquia, Atotonilco de Tula, Tepeji del Río de Ocampo, Tepetitlán, Tezontepec de Aldama, Tlahuelilpan, Tlaxcoapan y Tula de Allende, con la finalidad de recuperar la salud y la integridad del ecosistema que ha sido dañado por las actividades humanas. Sin embargo, y como era de esperarse, AMLO no etiquetó el presupuesto necesario para llevar a cabo las acciones para cumplir con el citado Decreto. Hasta el gobernador Julio Menchaca manifestó ante esta situación.
López Obrador abandonará el cargo dejando una larga estela de promesas incumplidas y las relativas al medio ambiente son las que más agrandan la lista: recortes presupuestales a las áreas encargadas de la protección ambiental, incumplimiento de los compromisos internacionales adquiridos y, lo más grave, impunidad en los más de cien asesinatos de ambientalistas ocurridos durante este sexenio.
La construcción del Tren Maya y su devastación de la selva yucateca, la refinería de Dos Bocas y del Aeropuerto Felipe Ángeles, sin los respectivos estudios de impacto ambiental, son la más clara evidencia de que López Obrador no tiene compromiso con los problemas ambientales, ni con ningún otro.
Lo bueno es que ya se va a su rancho. ¿O no?