/ domingo 18 de agosto de 2019

La portada renacentista del convento de Tula, Hidalgo

Uno de los Conventos franciscanos del siglo XVI que enorgullece y abrillanta el mosaico de edificios magníficos en nuestro estado es sin duda el convento de San José en Tula Hgo., sobre el que deseamos comentar algunos detalles de su portada principal.

La impresión que resulta de contemplar la fachada de la iglesia es la de una solidez a toda prueba, que corresponde más a las fortalezas que a los edificios religiosos. Esta impresión es reforzada por las almenas que rematan los muros del templo, los pesados contrafuertes que reciben el empuje de las bóvedas y la austera fachada, cuya única ornamentación se concentra alrededor de la entrada. Sobre los Conventos Franciscanos, el Historiador del Arte norteamericano George Kubler (1912-1986) piensa que a juzgar por las características de la portada de Tula y las de otras en Cempoala, Tepeji y Tlaxiaco en Oaxaca, existe una fuerte probabilidad de que sean productos de un mismo diseñador. En su opinión, la de Cempoala es la más académica y ortodoxa, mientras que la de Tepeji se encuentra al extremo opuesto, y entre ambas, la de Tula es la más elegante.”

Acerca de la fachada principal del templo, leemos en el Catálogo de Construcciones que: “La fachada principal es de dos cuerpos y muros lisos, reforzados en sus extremos por contrafuertes diagonales, de los cuales el del este se remata por sencillo garitón.”

El primer cuerpo contiene la portada, y el segundo, enteramente liso, remata en una espadaña en forma triangular que se une al tercer cuerpo de la torre, que con planta cuadrada, aún tiene un cuerpo más que se ve coronado por sencillo remate que da al conjunto el aspecto de un sólido almenar que armoniza con el resto para constituir una perfecta unidad.

Véase en el imafronte o portada principal el estilo renacentista y así está constituida por una puerta de arco en asa de canasta, encuadrada por semicolumnas adosadas a pilastras, de orden corintio, de cuyo estilo es también el entablamento que reciben”

Los muros son todos de sillares de piedra debidamente recortados y aparejados y los refuerzan una sucesión de contrafuertes rematados en garitones, que acentúan el aspecto militar que le prestan las almenas que los rematan. Efectivamente, estas reminiscencias le confieren a este y muchos otros conventos un aspecto tan francamente defensivo, a juicio de nuestros desacostumbrados ojos, que durante algún tiempo se pensó que estos edificios, amén su función expresamente religiosa podían satisfacer otra de protección en caso de presentarse una insurrección de los indígenas. Investigaciones más recientes han demostrado que las almenas y garitones de Tula y cualquier otro convento no sirvieron más que como ornamentos, para dar un remate a los muros y contrafuertes, que es donde generalmente se les usaba; también sirvieron para descolgar el andamiaje con el que se daba mantenimiento -si es que esto era necesario- a las ventanas.

Visite el Convento Catedral de Tula Hgo.

Uno de los Conventos franciscanos del siglo XVI que enorgullece y abrillanta el mosaico de edificios magníficos en nuestro estado es sin duda el convento de San José en Tula Hgo., sobre el que deseamos comentar algunos detalles de su portada principal.

La impresión que resulta de contemplar la fachada de la iglesia es la de una solidez a toda prueba, que corresponde más a las fortalezas que a los edificios religiosos. Esta impresión es reforzada por las almenas que rematan los muros del templo, los pesados contrafuertes que reciben el empuje de las bóvedas y la austera fachada, cuya única ornamentación se concentra alrededor de la entrada. Sobre los Conventos Franciscanos, el Historiador del Arte norteamericano George Kubler (1912-1986) piensa que a juzgar por las características de la portada de Tula y las de otras en Cempoala, Tepeji y Tlaxiaco en Oaxaca, existe una fuerte probabilidad de que sean productos de un mismo diseñador. En su opinión, la de Cempoala es la más académica y ortodoxa, mientras que la de Tepeji se encuentra al extremo opuesto, y entre ambas, la de Tula es la más elegante.”

Acerca de la fachada principal del templo, leemos en el Catálogo de Construcciones que: “La fachada principal es de dos cuerpos y muros lisos, reforzados en sus extremos por contrafuertes diagonales, de los cuales el del este se remata por sencillo garitón.”

El primer cuerpo contiene la portada, y el segundo, enteramente liso, remata en una espadaña en forma triangular que se une al tercer cuerpo de la torre, que con planta cuadrada, aún tiene un cuerpo más que se ve coronado por sencillo remate que da al conjunto el aspecto de un sólido almenar que armoniza con el resto para constituir una perfecta unidad.

Véase en el imafronte o portada principal el estilo renacentista y así está constituida por una puerta de arco en asa de canasta, encuadrada por semicolumnas adosadas a pilastras, de orden corintio, de cuyo estilo es también el entablamento que reciben”

Los muros son todos de sillares de piedra debidamente recortados y aparejados y los refuerzan una sucesión de contrafuertes rematados en garitones, que acentúan el aspecto militar que le prestan las almenas que los rematan. Efectivamente, estas reminiscencias le confieren a este y muchos otros conventos un aspecto tan francamente defensivo, a juicio de nuestros desacostumbrados ojos, que durante algún tiempo se pensó que estos edificios, amén su función expresamente religiosa podían satisfacer otra de protección en caso de presentarse una insurrección de los indígenas. Investigaciones más recientes han demostrado que las almenas y garitones de Tula y cualquier otro convento no sirvieron más que como ornamentos, para dar un remate a los muros y contrafuertes, que es donde generalmente se les usaba; también sirvieron para descolgar el andamiaje con el que se daba mantenimiento -si es que esto era necesario- a las ventanas.

Visite el Convento Catedral de Tula Hgo.