/ miércoles 11 de marzo de 2020

La expansión del mundo musical en la actualidad

La música nos acompaña en todo momento y en todo lugar: en la calle, la escuela, el trabajo, además de eventos, reuniones y fiestas, donde es, posiblemente, el elemento más importante. Es aquí, en la esfera de la convivencia social donde nos podemos dar cuenta de lo importante que resulta la calidad y la variación de las melodías empleadas, por ejemplo en la ambientación de supermercados, restaurantes o centros comerciales, cuyo objetivo es acercarse más a sus potenciales clientes.

La música es un arte único, un lenguaje universal que no sabe de idiomas, culturas y clases sociales; es una forma de armonización personal, una liberación que nos hace sentir inspirados y con la que experimentamos sentimientos especiales frente a los distintos matices que pueden generar sus sonidos, voces y ritmos.

Gracias a las amplias y distintas necesidades que las personas tenemos de ella, la tecnología se ha visto obligada a generar nuevas formas de crear, difundir y hacernos llegar todo tipo de música, para hacer que esté presente en nuestras vidas en todo momento y en todo lugar, para complementar nuestras actividades a lo largo del día mientras estudiamos, trabajamos, hacemos una rutina de ejercicio o estamos atorados en el tráfico, o bien al cocinar, leer o jugar.

A más de uno, seguro estoy, nos acompaña mientras tomamos un baño. Actualmente existen plataformas que nos ofrecen una inmensa cantidad de contenido en audio y video que podemos controlar desde nuestros dispositivos móviles, mismos que son capaces de vincularse al televisor o al automóvil, o bien a los altavoces inteligentes.

El proceso de asignar una lista de canciones a escuchar según nuestro estado de ánimo es cada vez más común. Elegir el género que nos gusta, o seguir a nuestros artistas favoritos y recibir notificaciones de sus más recientes temas es ya una realidad cotidiana para muchos de nosotros. Algunos ejemplos son las famosas plataformas Spotify, YouTube, SoundCloud, iTunes, Google Music, Deezer, entre otras; con licencias de uso gratuito y de paga que brinda funciones exclusivas y excluyen la publicidad. Esto último, un gran diferenciador de los medios convencionales.

La lista de canales de distribución de la música seguirá creciendo y el acceso a ella será cada vez más fácil, completo y diverso. Por fortuna, también nuestras razones y necesidades de ese sonido tan agradable al oído se seguirán ampliando para el bien de nuestro espíritu.

Así que tanto la música como la tecnología es algo que tenemos ya día a día y que forma parte de nuestra realidad y que no podríamos entender una sin la otra, pues como diría el filósofo, poeta y músico alemán Nietzsche “la vida sin la música sería un error”. Una de los pensamientos que pudimos utilizar para la creación del arpa digital, con la que pudimos obtener el campeonato mundial de robótica.

La música nos acompaña en todo momento y en todo lugar: en la calle, la escuela, el trabajo, además de eventos, reuniones y fiestas, donde es, posiblemente, el elemento más importante. Es aquí, en la esfera de la convivencia social donde nos podemos dar cuenta de lo importante que resulta la calidad y la variación de las melodías empleadas, por ejemplo en la ambientación de supermercados, restaurantes o centros comerciales, cuyo objetivo es acercarse más a sus potenciales clientes.

La música es un arte único, un lenguaje universal que no sabe de idiomas, culturas y clases sociales; es una forma de armonización personal, una liberación que nos hace sentir inspirados y con la que experimentamos sentimientos especiales frente a los distintos matices que pueden generar sus sonidos, voces y ritmos.

Gracias a las amplias y distintas necesidades que las personas tenemos de ella, la tecnología se ha visto obligada a generar nuevas formas de crear, difundir y hacernos llegar todo tipo de música, para hacer que esté presente en nuestras vidas en todo momento y en todo lugar, para complementar nuestras actividades a lo largo del día mientras estudiamos, trabajamos, hacemos una rutina de ejercicio o estamos atorados en el tráfico, o bien al cocinar, leer o jugar.

A más de uno, seguro estoy, nos acompaña mientras tomamos un baño. Actualmente existen plataformas que nos ofrecen una inmensa cantidad de contenido en audio y video que podemos controlar desde nuestros dispositivos móviles, mismos que son capaces de vincularse al televisor o al automóvil, o bien a los altavoces inteligentes.

El proceso de asignar una lista de canciones a escuchar según nuestro estado de ánimo es cada vez más común. Elegir el género que nos gusta, o seguir a nuestros artistas favoritos y recibir notificaciones de sus más recientes temas es ya una realidad cotidiana para muchos de nosotros. Algunos ejemplos son las famosas plataformas Spotify, YouTube, SoundCloud, iTunes, Google Music, Deezer, entre otras; con licencias de uso gratuito y de paga que brinda funciones exclusivas y excluyen la publicidad. Esto último, un gran diferenciador de los medios convencionales.

La lista de canales de distribución de la música seguirá creciendo y el acceso a ella será cada vez más fácil, completo y diverso. Por fortuna, también nuestras razones y necesidades de ese sonido tan agradable al oído se seguirán ampliando para el bien de nuestro espíritu.

Así que tanto la música como la tecnología es algo que tenemos ya día a día y que forma parte de nuestra realidad y que no podríamos entender una sin la otra, pues como diría el filósofo, poeta y músico alemán Nietzsche “la vida sin la música sería un error”. Una de los pensamientos que pudimos utilizar para la creación del arpa digital, con la que pudimos obtener el campeonato mundial de robótica.

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