/ sábado 11 de julio de 2020

José “Mantequilla” Nápoles

El gancho con la mano izquierda era su mejor golpe. Se movía en el ring, como en la sala de su casa. En cuanto sonaba la campana se dirigía al centro del cuadrilátero y lanzaba el uppercut para afinar la distancia y hacer contacto serio con su rival. Para cada pelea invertía varios días de entrenamiento bajo la batuta de “Kid Rapidez”. Sus rivales sabían que era casi imposible tocarlo, ya que sus movimientos de cintura y cabeceo, hacían verlo como una pantera en el ring. José Ángel “Mantequilla” Nápoles, estudiaba a sus rivales logrando provocar el error y por lo certero de sus golpes, noqueaba a la mayoría de ellos.

Era un esteta en el ring y dueño de una puntería bárbara. José Ángel Nápoles Colombat, llegó a México procedente de Santiago de Cuba, en donde nació el 13 de abril de 1940. Muy temprano entró al primer gimnasio en su tierra natal. En su primera etapa “El Mantecas” alcanzó casi 500 triunfos por solo 5 derrotas. En el año de 1958 inició su carrera profesional en la Habana.

Su estilo y la forma de brindarse le ganaron la simpatía de las mayorías y durante cuatro años se mantuvo en los primeros lugares. Llegó el triunfo de la revolución cubana y, entonces, José Ángel tuvo que abandonar la isla. Así llegó a México. Su primera pelea en tierra azteca fue el 21 de julio de 1962. El triunfo fue inmediato. Por ello, los boxeadores que estaban en el escalafón evitaban pelear contra el ya cubano mexicano.

Su oportunidad llegó en 1969; se enfrentó y derrotó al campeón Welter Curtis Cokes. Luego tuvo una serie de victorias, hasta que, en una noche aciaga para él, se midió ante Billy Backus en 1970 y fue derrotado por las artimañas y cabezazos de su contrincante. “Mantequilla” Nápoles pidió la revancha y en esa ocasión derrotó en toda la línea a Backus. La edad cobró la factura y, pese a ello, se enfrentó a Carlos Monzón, el argentino derrotó a Nápoles. Esa pelea inspiró a Julio Cortázar a escribir un cuento con el título “La noche de Mantequilla”. Nápoles ya era un boxeador lastimado por los años. El cubano mexicano se retiró del boxeo. Lo que siguió no fue grato.

Mala administración, amigos ocasionales y, una vida de tumbo en tumbo en la aflicción fue el resultado. Llegó a Ciudad Juárez, esa etapa tampoco no fue lo mejor que le ocurrió… fue triste. ¡Pero en el deporte de los guantes! José Ángel “Mantequilla Nápoles” fue un gran campeón que llegó de la Isla de Cuba para vivir y mostrarse ante los demás y a él mismo como un gran deportista y maestro en el boxeo internacional. Se le recuerda aún como el mejor boxeador de todos los tiempos en su peso.

El gancho con la mano izquierda era su mejor golpe. Se movía en el ring, como en la sala de su casa. En cuanto sonaba la campana se dirigía al centro del cuadrilátero y lanzaba el uppercut para afinar la distancia y hacer contacto serio con su rival. Para cada pelea invertía varios días de entrenamiento bajo la batuta de “Kid Rapidez”. Sus rivales sabían que era casi imposible tocarlo, ya que sus movimientos de cintura y cabeceo, hacían verlo como una pantera en el ring. José Ángel “Mantequilla” Nápoles, estudiaba a sus rivales logrando provocar el error y por lo certero de sus golpes, noqueaba a la mayoría de ellos.

Era un esteta en el ring y dueño de una puntería bárbara. José Ángel Nápoles Colombat, llegó a México procedente de Santiago de Cuba, en donde nació el 13 de abril de 1940. Muy temprano entró al primer gimnasio en su tierra natal. En su primera etapa “El Mantecas” alcanzó casi 500 triunfos por solo 5 derrotas. En el año de 1958 inició su carrera profesional en la Habana.

Su estilo y la forma de brindarse le ganaron la simpatía de las mayorías y durante cuatro años se mantuvo en los primeros lugares. Llegó el triunfo de la revolución cubana y, entonces, José Ángel tuvo que abandonar la isla. Así llegó a México. Su primera pelea en tierra azteca fue el 21 de julio de 1962. El triunfo fue inmediato. Por ello, los boxeadores que estaban en el escalafón evitaban pelear contra el ya cubano mexicano.

Su oportunidad llegó en 1969; se enfrentó y derrotó al campeón Welter Curtis Cokes. Luego tuvo una serie de victorias, hasta que, en una noche aciaga para él, se midió ante Billy Backus en 1970 y fue derrotado por las artimañas y cabezazos de su contrincante. “Mantequilla” Nápoles pidió la revancha y en esa ocasión derrotó en toda la línea a Backus. La edad cobró la factura y, pese a ello, se enfrentó a Carlos Monzón, el argentino derrotó a Nápoles. Esa pelea inspiró a Julio Cortázar a escribir un cuento con el título “La noche de Mantequilla”. Nápoles ya era un boxeador lastimado por los años. El cubano mexicano se retiró del boxeo. Lo que siguió no fue grato.

Mala administración, amigos ocasionales y, una vida de tumbo en tumbo en la aflicción fue el resultado. Llegó a Ciudad Juárez, esa etapa tampoco no fue lo mejor que le ocurrió… fue triste. ¡Pero en el deporte de los guantes! José Ángel “Mantequilla Nápoles” fue un gran campeón que llegó de la Isla de Cuba para vivir y mostrarse ante los demás y a él mismo como un gran deportista y maestro en el boxeo internacional. Se le recuerda aún como el mejor boxeador de todos los tiempos en su peso.