/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Izquierda dogmática o izquierda moderna

SAPERE AUDE


Últimamente, se ha especulado sobre la posibilidad de que aquellos partidos que han sido adversarios políticos y electorales durante mucho tiempo, puedan ir coaligados en la elección del 2021, con el objetivo de cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso de la Unión y en el Congreso Local, en el caso de Hidalgo.

Recuerdo la misma discusión y los mismos argumentos cuando hace ya algunos años, el PRD y el PAN comenzaron con la idea de conformar una alianza electoral, había argumentos como el de la imposibilidad de que el agua y el aceite se juntaran, o cuestionamientos respecto de dónde iba a quedar la ideología y principios de cada partido, así se empezó a discutir esta posibilidad hasta que se lograron concretar en muchas partes del país alianzas que fueron contundentes para ganar un buen número de gobiernos locales, distritos y municipios.

Dentro de unos días, los perredistas tendrán que discutir y aprobar o en su caso frenar la posibilidad de que se pueda concretar una alianza con el Revolucionario Institucional. Se pondrán en juego muchas cosas en cada partido, pero también se demostrará si el PRD hoy ha aprendido de los errores y se ha convertido en una izquierda moderna. Más allá que pueda aprobarse o no la alianza con el PRI, los perredistas deben demostrar que en la izquierda moderna, a la que aspira convertirse el PRD, no debe haber temas tabúes, no debemos renunciar a la posibilidad de discutir ampliamente cualquier tema por más escabroso que sea, no debe haber dogmas que impidan la posibilidad de encontrar nuevos horizontes para que a México y a Hidalgo les vaya bien.

Ante la falta de crecimiento económico, ante una mala atención de la pandemia, ante la cerrazón del gobierno para apoyar a las medianas y pequeñas empresas para que no haya más cierres y con ello frenar los despidos, ante el atentado a la libertad de expresión que desde las mañaneras todos los días se lleva a cabo, ante la necedad de reconocer que no vamos bien en ninguno de los rubros, surge la necesidad también de discutir escenarios que permitan lograr una gran fuerza electoral que genere un contrapeso y quite la mayoría en el Congreso a Morena y al presidente. Desafortunadamente los diputados se han convertido en simples empleados del presidente, como quedó demostrado en la aprobación del Presupuesto para el 2021, a pesar de los recortes a estado y municipios, los diputados federales no fueron capaces de defender los intereses de sus estado y sus distritos y prefirieron quedar bien con su jefe y no mover ni una coma del documento que envió el Ejecutivo.

Por cierto, los diputados morenistas tendrán que explicar por qué votaron a favor de un presupuesto donde al Estado de Hidalgo le recortan más menos 2 mil 300 millones de pesos, recursos que no llegarán a Hidalgo para obras y acciones en beneficio de la sociedad.

La posible alianza no debe quedarse en la intención de quitarle la mayoría al presidente en la Cámara de Diputados, sino hacerse cargo de los grandes problemas que hoy tenemos como nación; reencauzar la vida democrática e institucional del país, poner frenos a los excesos y abusos que se han generados desde el poder, reorientar el presupuesto, entre otras acciones que materialice esta alianza electoral, legislativa y de gobierno.

Sabiendo todo lo que está en juego y los bienes superiores qué hay que cuidar, sólo queda estar atentos a lo que determinen los órganos internos de los diferentes partidos.

SAPERE AUDE


Últimamente, se ha especulado sobre la posibilidad de que aquellos partidos que han sido adversarios políticos y electorales durante mucho tiempo, puedan ir coaligados en la elección del 2021, con el objetivo de cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso de la Unión y en el Congreso Local, en el caso de Hidalgo.

Recuerdo la misma discusión y los mismos argumentos cuando hace ya algunos años, el PRD y el PAN comenzaron con la idea de conformar una alianza electoral, había argumentos como el de la imposibilidad de que el agua y el aceite se juntaran, o cuestionamientos respecto de dónde iba a quedar la ideología y principios de cada partido, así se empezó a discutir esta posibilidad hasta que se lograron concretar en muchas partes del país alianzas que fueron contundentes para ganar un buen número de gobiernos locales, distritos y municipios.

Dentro de unos días, los perredistas tendrán que discutir y aprobar o en su caso frenar la posibilidad de que se pueda concretar una alianza con el Revolucionario Institucional. Se pondrán en juego muchas cosas en cada partido, pero también se demostrará si el PRD hoy ha aprendido de los errores y se ha convertido en una izquierda moderna. Más allá que pueda aprobarse o no la alianza con el PRI, los perredistas deben demostrar que en la izquierda moderna, a la que aspira convertirse el PRD, no debe haber temas tabúes, no debemos renunciar a la posibilidad de discutir ampliamente cualquier tema por más escabroso que sea, no debe haber dogmas que impidan la posibilidad de encontrar nuevos horizontes para que a México y a Hidalgo les vaya bien.

Ante la falta de crecimiento económico, ante una mala atención de la pandemia, ante la cerrazón del gobierno para apoyar a las medianas y pequeñas empresas para que no haya más cierres y con ello frenar los despidos, ante el atentado a la libertad de expresión que desde las mañaneras todos los días se lleva a cabo, ante la necedad de reconocer que no vamos bien en ninguno de los rubros, surge la necesidad también de discutir escenarios que permitan lograr una gran fuerza electoral que genere un contrapeso y quite la mayoría en el Congreso a Morena y al presidente. Desafortunadamente los diputados se han convertido en simples empleados del presidente, como quedó demostrado en la aprobación del Presupuesto para el 2021, a pesar de los recortes a estado y municipios, los diputados federales no fueron capaces de defender los intereses de sus estado y sus distritos y prefirieron quedar bien con su jefe y no mover ni una coma del documento que envió el Ejecutivo.

Por cierto, los diputados morenistas tendrán que explicar por qué votaron a favor de un presupuesto donde al Estado de Hidalgo le recortan más menos 2 mil 300 millones de pesos, recursos que no llegarán a Hidalgo para obras y acciones en beneficio de la sociedad.

La posible alianza no debe quedarse en la intención de quitarle la mayoría al presidente en la Cámara de Diputados, sino hacerse cargo de los grandes problemas que hoy tenemos como nación; reencauzar la vida democrática e institucional del país, poner frenos a los excesos y abusos que se han generados desde el poder, reorientar el presupuesto, entre otras acciones que materialice esta alianza electoral, legislativa y de gobierno.

Sabiendo todo lo que está en juego y los bienes superiores qué hay que cuidar, sólo queda estar atentos a lo que determinen los órganos internos de los diferentes partidos.