/ domingo 2 de diciembre de 2018

Encuentro histórico de dos personajes

Muy pocas personas conocen de esta historia porque no está escrita, pero la fuente es muy confiable ya que es por tradición oral de personas de fiar. Se trata de de dos personajes de la historia de Hidalgo que tuvieron un fortuito encuentro que no fue planeado pero que debido a las fechas es muy creíble y además narrado por personas cercanas a uno de los protagonistas.

Resulta que en 1889 había por las fechas de siempre en octubre, la feria de San Francisco, que en aquellos tiempos constaba de palenque, toros y todo género de diversiones que se organizan siempre en las ferias.

En el palenque estaba un general que además era mandatario, aposentado con sus colaboradores viendo el espectáculo de los gallos. En el anillo de las peleas estaba un jovencito de apenas 20 años o menos que traía unos gallos buenos y que estaba peleando por ellos.

Cuentan que el joven llamó la atención del general por su desempeño y porque sus gallos estaban bien entrenados, pero que en un momento dado el joven empezó a perder y que ya no podía competir por falta de recursos para apostar. Entonces el general dijo a uno de sus ayudantes “tráiganme a ese muchacho”.

Al entrevistarse el general le preguntó qué pasaba, a lo que el joven dijo que debido a la falta de recursos ya no podía continuar ni apostar. El militar y gobernante le ofreció un poco de dinero y acordó con él que con las ganancias le pagaría, y que si perdía pues ni modo, “perdemos los dos”.

El muchacho se puso muy contento por el apoyo y regresó al llamado anillo con el dinero necesario; puso un gallo para pelear, apostó y comenzó la pelea. El gallo ganó y puso otro, haciendo señas al general de que iban ganando.

Así se pasó la noche, ganando peleas y dinero. El militar se había dado cuenta que el joven era hábil y que iba a triunfar, y así fue. Al terminar la función el joven regresó al lugar donde el general estaba y le pagó el préstamo y sus ganancias, agradeciendo su atención.

Esto no sería interesante de no ser porque el militar era el general Rafael Cravioto, gobernador del estado de Hidalgo, y el joven era nada menos que Felipe Ángeles Ramírez, un muchacho que de la Sierra Alta había venido a la feria a postular sus gallos.

Cuando se despidieron, el Gral. Cravioto le preguntó al muchacho: “¿A qué te dedicas aparte de los gallos?”, a lo que el joven respondió: “Soy estudiante del Colegio Militar, mi padre fue el general Felipe Ángeles que combatió a los franceses”. Don Rafael le contestó: “Claro, Ángeles Melo, claro, lo conozco y lo aprecio. Me dio gusto conocerte, Felipe, y haber ganado contigo a los gallos”. Se despidieron al cuadrarse Felipe Ángeles ante el general.

Este fue el encuentro entre dos generaciones de militares. Ángeles el futuro revolucionario y gran artillero y el gobernador Cravioto, el héroe del 5 de mayo y el 2 de abril, por una casualidad, en la feria de Pachuca, en octubre de 1889.


Muy pocas personas conocen de esta historia porque no está escrita, pero la fuente es muy confiable ya que es por tradición oral de personas de fiar. Se trata de de dos personajes de la historia de Hidalgo que tuvieron un fortuito encuentro que no fue planeado pero que debido a las fechas es muy creíble y además narrado por personas cercanas a uno de los protagonistas.

Resulta que en 1889 había por las fechas de siempre en octubre, la feria de San Francisco, que en aquellos tiempos constaba de palenque, toros y todo género de diversiones que se organizan siempre en las ferias.

En el palenque estaba un general que además era mandatario, aposentado con sus colaboradores viendo el espectáculo de los gallos. En el anillo de las peleas estaba un jovencito de apenas 20 años o menos que traía unos gallos buenos y que estaba peleando por ellos.

Cuentan que el joven llamó la atención del general por su desempeño y porque sus gallos estaban bien entrenados, pero que en un momento dado el joven empezó a perder y que ya no podía competir por falta de recursos para apostar. Entonces el general dijo a uno de sus ayudantes “tráiganme a ese muchacho”.

Al entrevistarse el general le preguntó qué pasaba, a lo que el joven dijo que debido a la falta de recursos ya no podía continuar ni apostar. El militar y gobernante le ofreció un poco de dinero y acordó con él que con las ganancias le pagaría, y que si perdía pues ni modo, “perdemos los dos”.

El muchacho se puso muy contento por el apoyo y regresó al llamado anillo con el dinero necesario; puso un gallo para pelear, apostó y comenzó la pelea. El gallo ganó y puso otro, haciendo señas al general de que iban ganando.

Así se pasó la noche, ganando peleas y dinero. El militar se había dado cuenta que el joven era hábil y que iba a triunfar, y así fue. Al terminar la función el joven regresó al lugar donde el general estaba y le pagó el préstamo y sus ganancias, agradeciendo su atención.

Esto no sería interesante de no ser porque el militar era el general Rafael Cravioto, gobernador del estado de Hidalgo, y el joven era nada menos que Felipe Ángeles Ramírez, un muchacho que de la Sierra Alta había venido a la feria a postular sus gallos.

Cuando se despidieron, el Gral. Cravioto le preguntó al muchacho: “¿A qué te dedicas aparte de los gallos?”, a lo que el joven respondió: “Soy estudiante del Colegio Militar, mi padre fue el general Felipe Ángeles que combatió a los franceses”. Don Rafael le contestó: “Claro, Ángeles Melo, claro, lo conozco y lo aprecio. Me dio gusto conocerte, Felipe, y haber ganado contigo a los gallos”. Se despidieron al cuadrarse Felipe Ángeles ante el general.

Este fue el encuentro entre dos generaciones de militares. Ángeles el futuro revolucionario y gran artillero y el gobernador Cravioto, el héroe del 5 de mayo y el 2 de abril, por una casualidad, en la feria de Pachuca, en octubre de 1889.