/ domingo 23 de enero de 2022

En enero recordamos a Alfonso Cravioto, como académico de la lengua

El próximo día 24 de enero, (hoy es domingo 23) conmemoramos el 138 aniversario del nacimiento en Pachuca del Lic. Alfonso Cravioto, que hemos dicho ya en estas colaboraciones, fue un hombre muy ilustre y útil para el país, que murió en 1955 cuando elaboraba el Gran Diccionario de Ideas. Nunca hemos mencionado esta obra inconclusa y no publicada de la que nos da referencia un miembro de la Academia Mexicana de la Lengua Correspondiente a la Española, el Censor de dicha institución, el Dr. Carlos González Peña, al contestar en 1950 el discurso de ingreso de Cravioto a la Academia dijo: “La idea de su diccionario se la suministró en principio a Cravioto la consideración de lo que es una biblioteca ordenada conforme a la clasificación decimal. ¿A qué se reducen los libros para su clasificación práctica en bibliotecas de ésta índole? A simples ideas sintéticas que muchas veces se pueden expresar con una sola palabra.

La clasificación de los libros no es allí sino clasificación de palabras generales. Había que hacer pues un diccionario agrupando en él todas las palabras como se agrupan en los libros en una biblioteca bien ordenada. Es decir, había que apartarse del orden alfabético para tener como fundamento el orden ideológico. “Había que convertir el diccionario de mera colección alfabética, en una efectiva y clasificada biblioteca de palabras.Propuso pues Cravioto, ampliar la clasificación decimal extendiéndola a éstas. Mas encontró que aquello era un maremágnum de números poco manejables para la mayoría del público.

Al fin, tras de no pocas meditaciones y fatigas, atinó con la clave. Todo consistiría en hacer una pequeña y rotunda clasificación de ideas que partiendo de concreto, llegarán a lo abstracto.” “Consta la obra en suma de la agrupación ideológica completa y pormenorizada de todo el actual acervo disponible y lleva como clave y como índice una lista alfabética de todas las palabras clasificadas, con los números que les señala su colocación en el ordenamiento. La labor silenciosa y tenazmente desarrollada a lo largo de un cuarto de siglo, abarcó más de medio millón de papeletas; requirió el apelar a ingeniosos arbitrios y hasta inventar curiosísimos aparatos que la tornaron posible ¡Y está concluida!”.

Hasta aquí el Censor de la Academia en su discurso en 1950. Estamos actualmente en 2022, y no se conoce el Diccionario, no se dio a la luz la edición. Terminaremos con palabras salidas de la pluma de Alfonso Cravioto: “Saber no es nada, entender eso es todo. Conciencia y más conciencia, cada vez más extensa y cada vez más intensa, este es el medio, éste es el objetivo y ésta es la finalidad. Adquirir más conciencia; tal es la causa de la perenne inquietud de los hombres que nunca parecen satisfechos. Todo está hecho con Amor, y el destino de todo lo que existe es ascender, ascender siempre”.

El próximo día 24 de enero, (hoy es domingo 23) conmemoramos el 138 aniversario del nacimiento en Pachuca del Lic. Alfonso Cravioto, que hemos dicho ya en estas colaboraciones, fue un hombre muy ilustre y útil para el país, que murió en 1955 cuando elaboraba el Gran Diccionario de Ideas. Nunca hemos mencionado esta obra inconclusa y no publicada de la que nos da referencia un miembro de la Academia Mexicana de la Lengua Correspondiente a la Española, el Censor de dicha institución, el Dr. Carlos González Peña, al contestar en 1950 el discurso de ingreso de Cravioto a la Academia dijo: “La idea de su diccionario se la suministró en principio a Cravioto la consideración de lo que es una biblioteca ordenada conforme a la clasificación decimal. ¿A qué se reducen los libros para su clasificación práctica en bibliotecas de ésta índole? A simples ideas sintéticas que muchas veces se pueden expresar con una sola palabra.

La clasificación de los libros no es allí sino clasificación de palabras generales. Había que hacer pues un diccionario agrupando en él todas las palabras como se agrupan en los libros en una biblioteca bien ordenada. Es decir, había que apartarse del orden alfabético para tener como fundamento el orden ideológico. “Había que convertir el diccionario de mera colección alfabética, en una efectiva y clasificada biblioteca de palabras.Propuso pues Cravioto, ampliar la clasificación decimal extendiéndola a éstas. Mas encontró que aquello era un maremágnum de números poco manejables para la mayoría del público.

Al fin, tras de no pocas meditaciones y fatigas, atinó con la clave. Todo consistiría en hacer una pequeña y rotunda clasificación de ideas que partiendo de concreto, llegarán a lo abstracto.” “Consta la obra en suma de la agrupación ideológica completa y pormenorizada de todo el actual acervo disponible y lleva como clave y como índice una lista alfabética de todas las palabras clasificadas, con los números que les señala su colocación en el ordenamiento. La labor silenciosa y tenazmente desarrollada a lo largo de un cuarto de siglo, abarcó más de medio millón de papeletas; requirió el apelar a ingeniosos arbitrios y hasta inventar curiosísimos aparatos que la tornaron posible ¡Y está concluida!”.

Hasta aquí el Censor de la Academia en su discurso en 1950. Estamos actualmente en 2022, y no se conoce el Diccionario, no se dio a la luz la edición. Terminaremos con palabras salidas de la pluma de Alfonso Cravioto: “Saber no es nada, entender eso es todo. Conciencia y más conciencia, cada vez más extensa y cada vez más intensa, este es el medio, éste es el objetivo y ésta es la finalidad. Adquirir más conciencia; tal es la causa de la perenne inquietud de los hombres que nunca parecen satisfechos. Todo está hecho con Amor, y el destino de todo lo que existe es ascender, ascender siempre”.