/ martes 12 de octubre de 2021

El que alzó la voz

En febrero de 1913, cuando se fraguaba en la embajada de los Estados Unidos la conspiración que derrocaría al régimen del presidente Madero, en la ciudad de México el acoso por parte de Victoriano Huerta y sus fuerzas militares ya se sentía en los pasillos de las sedes de los Poderes federales.

En el Congreso, el pánico y la incertidumbre invadieron a los legisladores. Huerta se encontraba en la cúspide del poder y su ascenso se debía al beneplácito del embajador norteamericano y al apoyo del antiguo ejército de Porfirio Díaz. A pesar del temor generalizado, un grupo importante liderado por Belisario Domínguez decidió enfrentar a Huerta.

El senador Domínguez enfrentó al usurpador a través de la razón y la palabra, a pesar de que sabía que las consecuencias inmediatas serían graves y así fueron; el país sufrió el asesinato del legislador, así como la disolución del Congreso Federal. En el largo plazo, este trágico acontecimiento se convirtió en una importante lección que no podemos tolerar ni repetir como nación.

Es así como la Cámara de Senadores otorga anualmente desde 1954 la medalla Belisario Domínguez, en memoria de la hazaña del entonces senador y con la que se busca reconocer a ciudadanos ilustres que promueven los valores republicanos y democráticos; como aquellos que impulsaron a Domínguez a alzar la voz por la libertad, incluso en los momentos más obscuros.

A más de un siglo de distancia, nuestro país vive una nueva revolución cuyo objetivo es consolidar la democracia en México, pero a diferencia de aquellos años, este proceso es llevado a cabo de manera pacífica por millones de mexicanos que, siguiendo el ejemplo de Domínguez pretenden a través de la palabra, el debate y los acuerdos, transformar al país.

Con este ánimo, en el Senado coincidimos en otorgar este año la máxima presea que otorga esta institución a dos personas excepcionales, cuyos ejemplos sirven para recordarle a la nación que sí es posible generar un cambio estructural en el pensamiento y en la realidad, a través del diálogo y el respeto.

Mi colega, la maestra Ifigenia Martínez ha emprendido durante toda su trayectoria una lucha pacífica por los derechos humanos. Sus aportaciones han permitido que las nuevas generaciones disfruten los beneficios de un sistema más abierto, plural y democrático, a diferencia del que se vivió durante muchas décadas del siglo pasado.

El doctor Manuel Velasco, fundador incansable de instituciones como la Universidad Autónoma de Chiapas recibió este homenaje de manera póstuma y con el pleno reconocimiento de todas y todos los presentes de que fue un hombre de Estado.

PARTÍCULA_RIZANDO

La senadora María Merced González y su servidor presentaremos nuestro informe legislativo el 27 de octubre, aquel que testimonia los logros de una legislatura cuyo objetivo ha sido empujar a ese elefante reumático de la burocracia a través de normas que realmente transformen. Durante estos 3 años, ha sido un honor trabajar para ustedes.

En febrero de 1913, cuando se fraguaba en la embajada de los Estados Unidos la conspiración que derrocaría al régimen del presidente Madero, en la ciudad de México el acoso por parte de Victoriano Huerta y sus fuerzas militares ya se sentía en los pasillos de las sedes de los Poderes federales.

En el Congreso, el pánico y la incertidumbre invadieron a los legisladores. Huerta se encontraba en la cúspide del poder y su ascenso se debía al beneplácito del embajador norteamericano y al apoyo del antiguo ejército de Porfirio Díaz. A pesar del temor generalizado, un grupo importante liderado por Belisario Domínguez decidió enfrentar a Huerta.

El senador Domínguez enfrentó al usurpador a través de la razón y la palabra, a pesar de que sabía que las consecuencias inmediatas serían graves y así fueron; el país sufrió el asesinato del legislador, así como la disolución del Congreso Federal. En el largo plazo, este trágico acontecimiento se convirtió en una importante lección que no podemos tolerar ni repetir como nación.

Es así como la Cámara de Senadores otorga anualmente desde 1954 la medalla Belisario Domínguez, en memoria de la hazaña del entonces senador y con la que se busca reconocer a ciudadanos ilustres que promueven los valores republicanos y democráticos; como aquellos que impulsaron a Domínguez a alzar la voz por la libertad, incluso en los momentos más obscuros.

A más de un siglo de distancia, nuestro país vive una nueva revolución cuyo objetivo es consolidar la democracia en México, pero a diferencia de aquellos años, este proceso es llevado a cabo de manera pacífica por millones de mexicanos que, siguiendo el ejemplo de Domínguez pretenden a través de la palabra, el debate y los acuerdos, transformar al país.

Con este ánimo, en el Senado coincidimos en otorgar este año la máxima presea que otorga esta institución a dos personas excepcionales, cuyos ejemplos sirven para recordarle a la nación que sí es posible generar un cambio estructural en el pensamiento y en la realidad, a través del diálogo y el respeto.

Mi colega, la maestra Ifigenia Martínez ha emprendido durante toda su trayectoria una lucha pacífica por los derechos humanos. Sus aportaciones han permitido que las nuevas generaciones disfruten los beneficios de un sistema más abierto, plural y democrático, a diferencia del que se vivió durante muchas décadas del siglo pasado.

El doctor Manuel Velasco, fundador incansable de instituciones como la Universidad Autónoma de Chiapas recibió este homenaje de manera póstuma y con el pleno reconocimiento de todas y todos los presentes de que fue un hombre de Estado.

PARTÍCULA_RIZANDO

La senadora María Merced González y su servidor presentaremos nuestro informe legislativo el 27 de octubre, aquel que testimonia los logros de una legislatura cuyo objetivo ha sido empujar a ese elefante reumático de la burocracia a través de normas que realmente transformen. Durante estos 3 años, ha sido un honor trabajar para ustedes.

ÚLTIMASCOLUMNAS