/ jueves 11 de abril de 2019

El pozo negro de la violencia

¿Sabías que en 2018 la tasa de homicidios fue 81% más alta que en 2015 y que la tasa de delitos con violencia se incrementó 25% en tres años? Los datos resumen una situación alarmante que enfrentamos como pueblo, es el reflejo del fracaso del gobierno y sus instituciones y habla sobre la disminución de la calidad de vida de miles de familias mexicanas.

La información fue proporcionada por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) basado en la metodología del Índice de Paz Global, la más reconocida medición de la paz en el mundo, la publicación “El Índice de Paz México 2019 (IPM)” proporciona una medición integral en el país.

Antes de entrar a los hallazgos de la última edición del indicador, vale la pena recordar a la edición 2018 como un antecedente, el informe concluyó: “Los liderazgos dentro de los cárteles han sido quebrantados al neutralizar a 107 de los 122 líderes más influyentes para mediados de 2017. Esto provocó la fractura de los cárteles, lo cual aumentó la competencia entre ellos.

En este contexto, puede suponerse que muchos de sus miembros han recurrido a la actividad criminal común a medida que el riesgo de pertenecer a un cártel aumenta; esto contribuye al crecimiento de la delincuencia común. La violencia también va en aumento en otras áreas de la sociedad. Un dato que llama la atención es que la violencia intrafamiliar aumentó 32% durante los tres años previos a diciembre de 2017.”

El fenómeno continúa, pues de acuerdo al IPM del 2018 la tasa de homicidios aumentó 14% superando las 27 muertes por cada 100,000 personas, el nivel más alto registrado en la historia, además la tasa de crímenes de la delincuencia organizada se elevó 11.6%, entre ellos la extorsión y los delitos de narcomenudeo.

Otro tipo de violencia también llamó la atención; al menos 850 actos de violencia política fueron registrados durante el ciclo electoral 2018. Al menos 175 candidatos o funcionarios fueron asesinados.

En los estados se viven diferentes niveles de gravedad: Yucatán continúa siendo el estado más pacífico de México, seguido de Campeche, Tlaxcala, Chiapas e Hidalgo, por el contrario Baja California es ahora el estado menos pacífico de México, seguido de Guerrero, Colima, Quintana Roo y Chihuahua.

Es evidente que en los últimos estados se respira miedo por la población, ya que al ser ruta de la droga, hay una fuerte presencia de los cárteles; sin embargo, otro ángulo que debe preocuparnos es el económico, pues al final tiene consecuencias negativas en los negocios y en el trabajo.

El impacto económico de la violencia ascendió a 5.16 billones de pesos (US$268 mil millones) en 2018, 10% más que en 2017 y equivalente a 24% del PIB del país. El indicador que más contribuyó fue el de homicidio, con 51% del total. México se clasifica en el lugar 62 de 163 países en el Índice de Paz Positiva (IPP) 2018, en contraste con su posición 140 en el Índice de Paz Global.

Cito al principal hallazgo del informe:“Ante la escalada de violencia, el gobierno ha invertido en el sistemajudicial menos de lo que se requiere.

¿Sabías que en 2018 la tasa de homicidios fue 81% más alta que en 2015 y que la tasa de delitos con violencia se incrementó 25% en tres años? Los datos resumen una situación alarmante que enfrentamos como pueblo, es el reflejo del fracaso del gobierno y sus instituciones y habla sobre la disminución de la calidad de vida de miles de familias mexicanas.

La información fue proporcionada por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) basado en la metodología del Índice de Paz Global, la más reconocida medición de la paz en el mundo, la publicación “El Índice de Paz México 2019 (IPM)” proporciona una medición integral en el país.

Antes de entrar a los hallazgos de la última edición del indicador, vale la pena recordar a la edición 2018 como un antecedente, el informe concluyó: “Los liderazgos dentro de los cárteles han sido quebrantados al neutralizar a 107 de los 122 líderes más influyentes para mediados de 2017. Esto provocó la fractura de los cárteles, lo cual aumentó la competencia entre ellos.

En este contexto, puede suponerse que muchos de sus miembros han recurrido a la actividad criminal común a medida que el riesgo de pertenecer a un cártel aumenta; esto contribuye al crecimiento de la delincuencia común. La violencia también va en aumento en otras áreas de la sociedad. Un dato que llama la atención es que la violencia intrafamiliar aumentó 32% durante los tres años previos a diciembre de 2017.”

El fenómeno continúa, pues de acuerdo al IPM del 2018 la tasa de homicidios aumentó 14% superando las 27 muertes por cada 100,000 personas, el nivel más alto registrado en la historia, además la tasa de crímenes de la delincuencia organizada se elevó 11.6%, entre ellos la extorsión y los delitos de narcomenudeo.

Otro tipo de violencia también llamó la atención; al menos 850 actos de violencia política fueron registrados durante el ciclo electoral 2018. Al menos 175 candidatos o funcionarios fueron asesinados.

En los estados se viven diferentes niveles de gravedad: Yucatán continúa siendo el estado más pacífico de México, seguido de Campeche, Tlaxcala, Chiapas e Hidalgo, por el contrario Baja California es ahora el estado menos pacífico de México, seguido de Guerrero, Colima, Quintana Roo y Chihuahua.

Es evidente que en los últimos estados se respira miedo por la población, ya que al ser ruta de la droga, hay una fuerte presencia de los cárteles; sin embargo, otro ángulo que debe preocuparnos es el económico, pues al final tiene consecuencias negativas en los negocios y en el trabajo.

El impacto económico de la violencia ascendió a 5.16 billones de pesos (US$268 mil millones) en 2018, 10% más que en 2017 y equivalente a 24% del PIB del país. El indicador que más contribuyó fue el de homicidio, con 51% del total. México se clasifica en el lugar 62 de 163 países en el Índice de Paz Positiva (IPP) 2018, en contraste con su posición 140 en el Índice de Paz Global.

Cito al principal hallazgo del informe:“Ante la escalada de violencia, el gobierno ha invertido en el sistemajudicial menos de lo que se requiere.