/ miércoles 29 de septiembre de 2021

Educar es erradicar la violencia

El tema de la violencia de género es algo que hemos venido trabajando durante muchos años para poder erradicarlo a nivel mundial. El alza de los feminicidios preocupa porque es un lastre no solo gubernamental, sino social porque nos lastimado a todas y todos.

Como legisladora, entiendo que este tipo de circunstancias tan adversas en contra de las mujeres y niñas mexicanas, está más allá de una política coercitiva, punible, es decir, que persiga a quienes cometen este tipo de actos atroces. De quedarnos en esa idea, las cifras seguirán elevándose o, en el mejor de los casos, manteniéndose en números estables y, la verdad, eso no es lo que queremos las mujeres que diariamente tememos por nuestra integridad.

Como muchos otros temas que involucran violencia, el de las mujeres requiere atacar las causas. Necesitamos de forma urgente un cambio cultural que nos permita abrir los ojos como sociedad y educar a las nuevas generaciones en un escenario de respeto a todos los seres humanos y, de hecho, seres vivos, que habitamos en este mundo.

Por eso, sabiendo que los grandes problemas se deben atacar de raíz, a principios del año pasado, con números de por sí ya altos en cuanto a violencia contra las mujeres se refiere, presenté una iniciativa de reforma a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia a fin de fomentar e incluir la educación con perspectiva de género en todos los planes de estudio de todos los niveles educativos en el país.

Estoy convencida que los grandes cambios provienen de la sociedad y no sólo de los políticos. Las y los mexicanos hemos demostrado ser una comunidad solidaria, respetuosa, cálida y querida en todo el mundo, por ello, es a través de la nueva formación de las generaciones venideras que con responsabilidad y empatía, propiciaremos un cambio de mente que permita que los actos violentos no sólo sean condenados sino que sean inhibidos por completo debido a su naturaleza destructiva.

Después de varios meses de análisis, de intercambio de ideas y de enriquecimiento de esa iniciativa ya contamos con un dictamen que avala esa reforma en el sentido de que la Secretaría de Educación Pública establezca en planes y programas de estudio la educación con perspectiva de género para erradicar la violencia de género y permita a las mujeres vivir en un entorno verdaderamente seguro no por el exceso de policías sino por la creación de nuevas conciencias.

Estoy segura que nuestras niñas, niños y adolescentes, nos han superado en empatía, en emociones sanas, en solidaridad, en respeto y, en general, en ese anhelo de construir una sociedad mejor a partir de ellos mismos. Ellos ya iniciaron un cambio que, con esta reforma se potenciará para que la normalidad sea nuevamente respetarnos, cuidarnos y procurarnos como parte de un país que ha demostrado estar a la altura en circunstancias difíciles como en esta que la violencia nos está carcomiendo. Así, además de los esfuerzos institucionales para sancionar la violencia, era necesario este cambio que haga que el esfuerzo social genere un cambio de raíz.

El tema de la violencia de género es algo que hemos venido trabajando durante muchos años para poder erradicarlo a nivel mundial. El alza de los feminicidios preocupa porque es un lastre no solo gubernamental, sino social porque nos lastimado a todas y todos.

Como legisladora, entiendo que este tipo de circunstancias tan adversas en contra de las mujeres y niñas mexicanas, está más allá de una política coercitiva, punible, es decir, que persiga a quienes cometen este tipo de actos atroces. De quedarnos en esa idea, las cifras seguirán elevándose o, en el mejor de los casos, manteniéndose en números estables y, la verdad, eso no es lo que queremos las mujeres que diariamente tememos por nuestra integridad.

Como muchos otros temas que involucran violencia, el de las mujeres requiere atacar las causas. Necesitamos de forma urgente un cambio cultural que nos permita abrir los ojos como sociedad y educar a las nuevas generaciones en un escenario de respeto a todos los seres humanos y, de hecho, seres vivos, que habitamos en este mundo.

Por eso, sabiendo que los grandes problemas se deben atacar de raíz, a principios del año pasado, con números de por sí ya altos en cuanto a violencia contra las mujeres se refiere, presenté una iniciativa de reforma a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia a fin de fomentar e incluir la educación con perspectiva de género en todos los planes de estudio de todos los niveles educativos en el país.

Estoy convencida que los grandes cambios provienen de la sociedad y no sólo de los políticos. Las y los mexicanos hemos demostrado ser una comunidad solidaria, respetuosa, cálida y querida en todo el mundo, por ello, es a través de la nueva formación de las generaciones venideras que con responsabilidad y empatía, propiciaremos un cambio de mente que permita que los actos violentos no sólo sean condenados sino que sean inhibidos por completo debido a su naturaleza destructiva.

Después de varios meses de análisis, de intercambio de ideas y de enriquecimiento de esa iniciativa ya contamos con un dictamen que avala esa reforma en el sentido de que la Secretaría de Educación Pública establezca en planes y programas de estudio la educación con perspectiva de género para erradicar la violencia de género y permita a las mujeres vivir en un entorno verdaderamente seguro no por el exceso de policías sino por la creación de nuevas conciencias.

Estoy segura que nuestras niñas, niños y adolescentes, nos han superado en empatía, en emociones sanas, en solidaridad, en respeto y, en general, en ese anhelo de construir una sociedad mejor a partir de ellos mismos. Ellos ya iniciaron un cambio que, con esta reforma se potenciará para que la normalidad sea nuevamente respetarnos, cuidarnos y procurarnos como parte de un país que ha demostrado estar a la altura en circunstancias difíciles como en esta que la violencia nos está carcomiendo. Así, además de los esfuerzos institucionales para sancionar la violencia, era necesario este cambio que haga que el esfuerzo social genere un cambio de raíz.