/ miércoles 9 de junio de 2021

Diálogo por México

El diálogo ha sido una de las banderas que ha caracterizado mi carrera profesional y mi vida personal. Dialogar es tender puentes, solucionar problemas, hasta generar productos legislativos adecuados, pensados en la gente que más lo necesita permitiendo que todas las voces involucradas se manifiesten para tener los resultados favorables que las y los mexicanos quieren y necesitan.

Lo que se vivió en la Ciudad de México y en el Estado de México no es otra cosa más que el producto de la polarización, en el que las regiones se segmentan en preferencias absurdas que lastiman la posibilidad de diálogo y, al mismo tiempo, sirven como una instrucción de cambiar ese discurso divisivo.

Esa, quizá, es la lección más grande que nos dejaron las elecciones del pasado domingo, ya que, a través del entendimiento, de un proyecto juntos y de una defensa de la soberanía y la democracia, la coalición Va X México logró resultados extraordinarios porque la gente entendió que esa bandera era la forma en que se podría poner un contrapeso en el Congreso de la Unión y en el país en general.

El logró es tangible porque a través de la votación los ciudadanos manifestaron el deseo de apagar la alarma que implican los cambios a la Constitución pretendidos que vulneran derechos energéticos, la competitividad y, desde luego, esos deseos claros que, aunque negados, evidencian las ansias por una reelección que, gracias a estos resultados electorales no se dará.

Por otro lado, la Ciudad de México, vanguardista en cuanto a decisiones políticas se trata, nos enseñó un mapa de conciencia, de entrega por la alta participación y de compromiso de ver una capital del país con una cara absolutamente distinta. Una cara que de verdad combata la corrupción y que sea transparente en una región convulsa por los lamentables hechos ocurridos en los últimos días.

Con 9 de 16 delegaciones ganadas por la coalición, es momento de demostrar porqué la gente les entregó su confianza como si se tratase de un grito desesperado por acabar con situaciones de seguridad, de economía y de infraestructura, que habían lastimado a los capitalinos al grado de contabilizar muertos por la pandemia, por la inseguridad y por la negligencia.

Y que no se equivoquen en festejar la victoria en 12 gubernaturas más las otras que gobernaba el partido en el poder, porque implica una responsabilidad tan grande como otorgarles lo mínimo necesario como salud, mejores condiciones económicas y seguridad de una vez por todas y, para eso, es preciso que se destine más recurso a los estados sin importar el partido que gobierne, ya que lo que se buscan son mejores condiciones de vida.

Aun con la mayoría simple a cargo de sus aliados, esperamos que el partido mayoritario en el Congreso consulte e incluya a todas las voces en todos los temas y no sólo cuando se trate de aspectos que requieran mayorías calificadas. El mensaje del pueblo de México desde luego es para quienes eligieron en la coalición, pero de forma indirecta también es un llamado a la mayoría para señalarles que buscaban el equilibrio y, en aras de representar a todo el país, deben evitar el absolutismo legislativo.

El diálogo ha sido una de las banderas que ha caracterizado mi carrera profesional y mi vida personal. Dialogar es tender puentes, solucionar problemas, hasta generar productos legislativos adecuados, pensados en la gente que más lo necesita permitiendo que todas las voces involucradas se manifiesten para tener los resultados favorables que las y los mexicanos quieren y necesitan.

Lo que se vivió en la Ciudad de México y en el Estado de México no es otra cosa más que el producto de la polarización, en el que las regiones se segmentan en preferencias absurdas que lastiman la posibilidad de diálogo y, al mismo tiempo, sirven como una instrucción de cambiar ese discurso divisivo.

Esa, quizá, es la lección más grande que nos dejaron las elecciones del pasado domingo, ya que, a través del entendimiento, de un proyecto juntos y de una defensa de la soberanía y la democracia, la coalición Va X México logró resultados extraordinarios porque la gente entendió que esa bandera era la forma en que se podría poner un contrapeso en el Congreso de la Unión y en el país en general.

El logró es tangible porque a través de la votación los ciudadanos manifestaron el deseo de apagar la alarma que implican los cambios a la Constitución pretendidos que vulneran derechos energéticos, la competitividad y, desde luego, esos deseos claros que, aunque negados, evidencian las ansias por una reelección que, gracias a estos resultados electorales no se dará.

Por otro lado, la Ciudad de México, vanguardista en cuanto a decisiones políticas se trata, nos enseñó un mapa de conciencia, de entrega por la alta participación y de compromiso de ver una capital del país con una cara absolutamente distinta. Una cara que de verdad combata la corrupción y que sea transparente en una región convulsa por los lamentables hechos ocurridos en los últimos días.

Con 9 de 16 delegaciones ganadas por la coalición, es momento de demostrar porqué la gente les entregó su confianza como si se tratase de un grito desesperado por acabar con situaciones de seguridad, de economía y de infraestructura, que habían lastimado a los capitalinos al grado de contabilizar muertos por la pandemia, por la inseguridad y por la negligencia.

Y que no se equivoquen en festejar la victoria en 12 gubernaturas más las otras que gobernaba el partido en el poder, porque implica una responsabilidad tan grande como otorgarles lo mínimo necesario como salud, mejores condiciones económicas y seguridad de una vez por todas y, para eso, es preciso que se destine más recurso a los estados sin importar el partido que gobierne, ya que lo que se buscan son mejores condiciones de vida.

Aun con la mayoría simple a cargo de sus aliados, esperamos que el partido mayoritario en el Congreso consulte e incluya a todas las voces en todos los temas y no sólo cuando se trate de aspectos que requieran mayorías calificadas. El mensaje del pueblo de México desde luego es para quienes eligieron en la coalición, pero de forma indirecta también es un llamado a la mayoría para señalarles que buscaban el equilibrio y, en aras de representar a todo el país, deben evitar el absolutismo legislativo.