/ martes 28 de diciembre de 2021

Construir el presente

ZACAHUIL


Quedan pocas horas de un 2021 convulsionado, eufórico, polarizado y marcado por una nueva normalidad que poco a poco nos vamos adaptando a ella. Un año que vio llegar nuevas variantes de una pandemia que llegó para convivir y ser mencionada en casi todas las pláticas de café. Conversaciones interminables sobre la eficiacia de las vacunas, de los elementos más usados como el cubre bocas, el gel, el cloro entre otros.

Un 2021 donde se ha hablado mucho pero se ha hecho poco, comparado con las necesidades que vivimos a diario. Transitamos en varios territorios, donde la necesidad de uno, no es necesaria para el otro. Donde las redes sociales siguen cobrando tal relevancia que la prensa escrita está imprimiendo cada vez menos y publicando digitalmente cada hecho que ocurre de forma instantánea. Un año donde se consolidan empleos distintos, como los llamados influencers que desde sus dispositivos electrónicos hacen reir, enseñan a cocinar, venden o hacen ejercicio entre otros estilos de vida, llegando e influyendo directamente y sin escalas a micro sectores sociales donde la televisión no habia llegado con tanta fuerza.

El consumismo por las redes sociales, ha sido tan elevado en los sectores del ocio que las sociedades enteras, incursionan en ese mercado, para poder vender las historias personales y captar nuevas simpatías.

Un año donde muchos trabajadores no regresaron a sus empleos de tiempo completo por temor a contagiarse. Donde las listas del desempleo en nuestro país son más notorias. Donde muchos negocios cerraron y con ello, la desesperanza se hizo presente.

12 meses que se fueron tan rápido pero que se aprendió a valorar el que se quedó contigo, la sonrisa que se te otorgó sin compromiso, las metas planteadas en equipo, los nuevos amigos y el descubrimiento de los que nunca lo fueron. La victoria pasajera de un presente. Porque de eso se trata cada hecho vivido, el amor, el desamor, la derrota o la victoria, todo entra en ese momento de un presente que es instantáneo, corto, efímero. Por eso hay que olerlo, sentirlo, vivirlo.

Y así, sin pensarlo, llegamos a los últimos cuatro días del 2021, donde la incertidumbre juega un papel importante en las predicciones de otro año que se aproxima, en una entidad altamente politizada, donde un porcentaje importante depende económicamente de la actividad gubernamental y las preguntas cada vez más recurrentes es quien sucederá en el poder y con quien se acomodarán las fichas de un ajedrez que abarque a todos y no destruya a nadie. Un ajuste que perfile a todos como ganadores. Que abrace a una sociedad que esta ávida de crecer y de comprometerse con su presente.



Las de chile seco

Vale la pena el precio pagado, por el privilegio de ser una misma

ZACAHUIL


Quedan pocas horas de un 2021 convulsionado, eufórico, polarizado y marcado por una nueva normalidad que poco a poco nos vamos adaptando a ella. Un año que vio llegar nuevas variantes de una pandemia que llegó para convivir y ser mencionada en casi todas las pláticas de café. Conversaciones interminables sobre la eficiacia de las vacunas, de los elementos más usados como el cubre bocas, el gel, el cloro entre otros.

Un 2021 donde se ha hablado mucho pero se ha hecho poco, comparado con las necesidades que vivimos a diario. Transitamos en varios territorios, donde la necesidad de uno, no es necesaria para el otro. Donde las redes sociales siguen cobrando tal relevancia que la prensa escrita está imprimiendo cada vez menos y publicando digitalmente cada hecho que ocurre de forma instantánea. Un año donde se consolidan empleos distintos, como los llamados influencers que desde sus dispositivos electrónicos hacen reir, enseñan a cocinar, venden o hacen ejercicio entre otros estilos de vida, llegando e influyendo directamente y sin escalas a micro sectores sociales donde la televisión no habia llegado con tanta fuerza.

El consumismo por las redes sociales, ha sido tan elevado en los sectores del ocio que las sociedades enteras, incursionan en ese mercado, para poder vender las historias personales y captar nuevas simpatías.

Un año donde muchos trabajadores no regresaron a sus empleos de tiempo completo por temor a contagiarse. Donde las listas del desempleo en nuestro país son más notorias. Donde muchos negocios cerraron y con ello, la desesperanza se hizo presente.

12 meses que se fueron tan rápido pero que se aprendió a valorar el que se quedó contigo, la sonrisa que se te otorgó sin compromiso, las metas planteadas en equipo, los nuevos amigos y el descubrimiento de los que nunca lo fueron. La victoria pasajera de un presente. Porque de eso se trata cada hecho vivido, el amor, el desamor, la derrota o la victoria, todo entra en ese momento de un presente que es instantáneo, corto, efímero. Por eso hay que olerlo, sentirlo, vivirlo.

Y así, sin pensarlo, llegamos a los últimos cuatro días del 2021, donde la incertidumbre juega un papel importante en las predicciones de otro año que se aproxima, en una entidad altamente politizada, donde un porcentaje importante depende económicamente de la actividad gubernamental y las preguntas cada vez más recurrentes es quien sucederá en el poder y con quien se acomodarán las fichas de un ajedrez que abarque a todos y no destruya a nadie. Un ajuste que perfile a todos como ganadores. Que abrace a una sociedad que esta ávida de crecer y de comprometerse con su presente.



Las de chile seco

Vale la pena el precio pagado, por el privilegio de ser una misma