/ sábado 11 de mayo de 2019

Benjamín Argumedo y la matanza de orientales en Coahuila

Los movivientos sociales crean héroes, mitos y leyendas. Al paso del tiempo se les va engrosando con más datos, reales o falsos, y quien era un ciudadano común pasa a ser un héroe. Hasta que la realidad lo muestra y se le conoce tal cual es. Es el caso de Benjamín Argumedo. El acérrimo rival de Pancho Villa. Ese revolucionario de quien dicen los corridos y leyendas, “nunca tenía miedo”. Argumedo es el responsable directo de la matanza de ciudadanos orientales pacíficos, masacrados por los revolucionarios seguidores de Francisco I. Madero, que encabezaba “El león de la laguna”. Argumedo, al mando de 300 hombres, dirigió el 13 de mayo de 1911 el ataque a Parras, Coahuila. Dando la victoria a las fuerzas maderistas y demostrando su gran capacidad militar. El asalto comenzó por la mañana y por la tarde los rebeldes ya controlaban toda la periferia. La madrugada del 15, las tropas vencedoras abandonaron la ciudad en completo sigilo. Antes de prender fuego al palacio municipal, algunos rebeldes hallaron unas botellas de coñac adulterado, confiscado meses antes por las autoridades; las bebieron, murieron envenenados y corrió el rumor de que se trataba de una trampa de los chinos. Bajo el falso pretexto de que un chino tratando de defender su vida hizo un disparo contra los agresores, Benjamín Argumedo gritó: “Maten a todos los chinos”. Fatalmente 303 ciudadanos chinos fueron masacrados… La orgía de sangre empezó en el restaurante de Park Jan Jong; los hechos son inenarrables. Emilio Madero llegó a la ciudad esa noche y ordenó detener la carnicería y capturar a los responsables. La primera directiva se cumplió a regañadientes y la segunda fue ignorada. La investigación del gobierno chino estableció en 303 el número de asesinados: 62 comerciantes, 110 jornaleros, 65 empleados, 56 viajeros y 10 desconocidos. En las investigaciones subrayaron que “con anterioridad a la matanza, la colonia china en Torreón había sido una comunidad pacífica y aprovechada, que se atenía a la ley y que había contribuido al desarrollo material de la ciudad”. Sin embargo, Argumedo aseguró lo contrario. Benjamín Argumedo fue maderista. Luego cambió y combatió a Francisco I. Madero. Más adelante se hizo zapatista. Después villista. En un combate resultó herido; uno de sus cercanos lo traicionó. Intentó huir y no llegó lejos. Fue capturado y las fuerzas carrancistas lo fusilaron.

Los movivientos sociales crean héroes, mitos y leyendas. Al paso del tiempo se les va engrosando con más datos, reales o falsos, y quien era un ciudadano común pasa a ser un héroe. Hasta que la realidad lo muestra y se le conoce tal cual es. Es el caso de Benjamín Argumedo. El acérrimo rival de Pancho Villa. Ese revolucionario de quien dicen los corridos y leyendas, “nunca tenía miedo”. Argumedo es el responsable directo de la matanza de ciudadanos orientales pacíficos, masacrados por los revolucionarios seguidores de Francisco I. Madero, que encabezaba “El león de la laguna”. Argumedo, al mando de 300 hombres, dirigió el 13 de mayo de 1911 el ataque a Parras, Coahuila. Dando la victoria a las fuerzas maderistas y demostrando su gran capacidad militar. El asalto comenzó por la mañana y por la tarde los rebeldes ya controlaban toda la periferia. La madrugada del 15, las tropas vencedoras abandonaron la ciudad en completo sigilo. Antes de prender fuego al palacio municipal, algunos rebeldes hallaron unas botellas de coñac adulterado, confiscado meses antes por las autoridades; las bebieron, murieron envenenados y corrió el rumor de que se trataba de una trampa de los chinos. Bajo el falso pretexto de que un chino tratando de defender su vida hizo un disparo contra los agresores, Benjamín Argumedo gritó: “Maten a todos los chinos”. Fatalmente 303 ciudadanos chinos fueron masacrados… La orgía de sangre empezó en el restaurante de Park Jan Jong; los hechos son inenarrables. Emilio Madero llegó a la ciudad esa noche y ordenó detener la carnicería y capturar a los responsables. La primera directiva se cumplió a regañadientes y la segunda fue ignorada. La investigación del gobierno chino estableció en 303 el número de asesinados: 62 comerciantes, 110 jornaleros, 65 empleados, 56 viajeros y 10 desconocidos. En las investigaciones subrayaron que “con anterioridad a la matanza, la colonia china en Torreón había sido una comunidad pacífica y aprovechada, que se atenía a la ley y que había contribuido al desarrollo material de la ciudad”. Sin embargo, Argumedo aseguró lo contrario. Benjamín Argumedo fue maderista. Luego cambió y combatió a Francisco I. Madero. Más adelante se hizo zapatista. Después villista. En un combate resultó herido; uno de sus cercanos lo traicionó. Intentó huir y no llegó lejos. Fue capturado y las fuerzas carrancistas lo fusilaron.