/ sábado 20 de junio de 2020

Augusto Monterroso. Cuando despertamos, él ya no estaba allí

El micro relato fue su pasión. El micro relato es un texto muy breve que cuenta una historia, en la que impera la concisión, la sugerencia y la precisión del lenguaje. Y Augusto Monterroso ha sido su más grande exponente. “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”, por ejemplo. Augusto Monterroso murió en la Ciudad de México el 8 de febrero de 2003. Y nació en 1921 en Tegucigalpa Honduras.

Se definió siempre como: guatemalteco por adopción, centroamericano por vocación y mexicano por convicción. Su familia se ubicó en la geometría política como una familia de liberales. La vocación de Augusto se perfiló hacia la corriente autodidacta. A los 11 años de edad dejó la escuela y comenzó a escribir, formando parte de la Asociación de Artistas y Escritores Jóvenes de Guatemala.

A los 20 años, realizó actividades clandestinas en contra del dictador Jorge Ubico, quien lo persiguió por su activismo. Fue detenido y se fugó de la cárcel. En su escape llegó a la Embajada de México, recibiendo el exilio a nuestro país. Estando en México, tuvo una fuerte participación en la UNAM, logrando dar vida a la formación de varios jóvenes escritores. En 1952 publicó sus primeros cuentos breves. “El concierto” y “El eclipse”. Luego viajó a Bolivia como cónsul de su patria: Guatemala y, regresó a México en el año 1956.

Desde entonces participó y dejó plasmado su talento en distintos escritos dando vida a las “Obras completas y otros cuentos”, que fue su primer libro que lo catapultó de manera internacional, sobre todo por el relato “El dinosaurio”, que está considerado el más breve de la literatura hispanoamericana. Llegó de lejos y se quedó aquí, entre nosotros. En 1993 publicó Los buscadores de oro, biografía que rompe los moldes de este género. El autor cuenta su vida cuando cumple los quince años. Destacan la evocación nostálgica y emotiva de una infancia rodeada de bohemia, de libros, pero también de problemas económicos, todo ello contribuye a que su infancia concluya muy temprano.

La estancia de Augusto Monterroso en nuestro país ha tenido gran significación. Fue de una gran trascendencia su tarea en el Taller de Narrativa del INBA, en donde desempeñó un papel fundamental en la formación de los más reconocidos escritores mexicanos de la actualidad. El gran fabulista Augusto Monterroso, dueño de una entrañable modestia, fue siempre un hombre solidario y abierto a las preguntas y respuestas en su entorno. Tristemente cuando despertamos el 8 de febrero de 2003 él ya no estaba allí… Un hombre que nos trajo el viento y la palabra…

El micro relato fue su pasión. El micro relato es un texto muy breve que cuenta una historia, en la que impera la concisión, la sugerencia y la precisión del lenguaje. Y Augusto Monterroso ha sido su más grande exponente. “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”, por ejemplo. Augusto Monterroso murió en la Ciudad de México el 8 de febrero de 2003. Y nació en 1921 en Tegucigalpa Honduras.

Se definió siempre como: guatemalteco por adopción, centroamericano por vocación y mexicano por convicción. Su familia se ubicó en la geometría política como una familia de liberales. La vocación de Augusto se perfiló hacia la corriente autodidacta. A los 11 años de edad dejó la escuela y comenzó a escribir, formando parte de la Asociación de Artistas y Escritores Jóvenes de Guatemala.

A los 20 años, realizó actividades clandestinas en contra del dictador Jorge Ubico, quien lo persiguió por su activismo. Fue detenido y se fugó de la cárcel. En su escape llegó a la Embajada de México, recibiendo el exilio a nuestro país. Estando en México, tuvo una fuerte participación en la UNAM, logrando dar vida a la formación de varios jóvenes escritores. En 1952 publicó sus primeros cuentos breves. “El concierto” y “El eclipse”. Luego viajó a Bolivia como cónsul de su patria: Guatemala y, regresó a México en el año 1956.

Desde entonces participó y dejó plasmado su talento en distintos escritos dando vida a las “Obras completas y otros cuentos”, que fue su primer libro que lo catapultó de manera internacional, sobre todo por el relato “El dinosaurio”, que está considerado el más breve de la literatura hispanoamericana. Llegó de lejos y se quedó aquí, entre nosotros. En 1993 publicó Los buscadores de oro, biografía que rompe los moldes de este género. El autor cuenta su vida cuando cumple los quince años. Destacan la evocación nostálgica y emotiva de una infancia rodeada de bohemia, de libros, pero también de problemas económicos, todo ello contribuye a que su infancia concluya muy temprano.

La estancia de Augusto Monterroso en nuestro país ha tenido gran significación. Fue de una gran trascendencia su tarea en el Taller de Narrativa del INBA, en donde desempeñó un papel fundamental en la formación de los más reconocidos escritores mexicanos de la actualidad. El gran fabulista Augusto Monterroso, dueño de una entrañable modestia, fue siempre un hombre solidario y abierto a las preguntas y respuestas en su entorno. Tristemente cuando despertamos el 8 de febrero de 2003 él ya no estaba allí… Un hombre que nos trajo el viento y la palabra…