/ jueves 9 de enero de 2020

Año nuevo, nuevos impuestos

Todos queramos o no debemos pagar impuestos, pues sirven para que el Gobierno provea de los servicios públicos; ya sea como personas físicas o como personas morales (sociedad o empresa) tenemos obligaciones establecidas por diversas leyes incluso internacionales.

El descontento se centra en dos vertientes: el primero es que los recursos no están bien aplicados, por ejemplo, los programas sociales nunca han servido para sacar a la gente de la pobreza solo para mitigarla y una segunda vertiente es la evasión fiscal, aquellos que no pagan impuestos o pagan muy poco (situación injusta que merece un análisis particular).

En el primer caso, es decir, en la toma de decisiones a menos que seamos funcionarios de alto nivel poco podemos hacer, por su puesto un medio poderoso es el voto, analizado la capacidad del candidato, pero también sobre sus propuestas, mucho falta en el tema de democracia participativa, que se involucre a la ciudadanía en el quehacer público.

En el segundo caso, la evasión fiscal es el problema más importante, pues ya que la cuarta trasformación se ha planteado proyectos tan amplios que necesita también recaudar impuestos de manera efectiva, y si no quiere aumentar los impuestos, lo cual es un gran acierto, debe ir tras quienes están acostumbrados a burlar al fisco. Hablemos de datos duros:

En el primer trimestre del año pasado, el entonces Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías emitía una alarma “La evasión y elusión fiscal en México representa entre tres y cuatro puntos del Producto Interno Bruto (PIB), es decir un billón de pesos ”lo que podía pagar dos veces el presupuesto para el programa de apoyo a adultos mayores y la construcción del Tren Maya.

Esas son las cifras oficiales, pero si consideramos igualmente todos los trabajos informales que hay en nuestro país es aún mayor, con independencia del dato el problema es inmenso ¿cómo combatirlo? Dos herramientas tiene el gobierno, la miscelánea fiscal y la reforma penal fiscal.

La miscelánea fiscal 2020 contempla la actualización en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de los tabacos y refrescos, mientras que la economía digital también se regulará: Se cobrará el IVA en todas las transacciones que se realicen en plataformas digitales y éstas deberán retener ISR de aquellos que generan ingresos a través de ellas (como UBER o vendedores en Amazon).

La reforma penal fiscal persiguió terminar con la facturación falsa y se modificaron cinco leyes: la Ley contra la Delincuencia Organizada, la Ley de Seguridad Nacional, el Código Nacional de Procedimientos Penales, el Código Fiscal de la Federación y el Código Penal Federal.

Como podemos observar los cambios tendrán repercusión sobre todo en personas morales, ojalá que la ley se aplique con justicia y que la economía se reactive durante el año, pues las medianas empresas son quienes terminan pagando los platos rotos de un mal sistema recaudatorio.

Todos queramos o no debemos pagar impuestos, pues sirven para que el Gobierno provea de los servicios públicos; ya sea como personas físicas o como personas morales (sociedad o empresa) tenemos obligaciones establecidas por diversas leyes incluso internacionales.

El descontento se centra en dos vertientes: el primero es que los recursos no están bien aplicados, por ejemplo, los programas sociales nunca han servido para sacar a la gente de la pobreza solo para mitigarla y una segunda vertiente es la evasión fiscal, aquellos que no pagan impuestos o pagan muy poco (situación injusta que merece un análisis particular).

En el primer caso, es decir, en la toma de decisiones a menos que seamos funcionarios de alto nivel poco podemos hacer, por su puesto un medio poderoso es el voto, analizado la capacidad del candidato, pero también sobre sus propuestas, mucho falta en el tema de democracia participativa, que se involucre a la ciudadanía en el quehacer público.

En el segundo caso, la evasión fiscal es el problema más importante, pues ya que la cuarta trasformación se ha planteado proyectos tan amplios que necesita también recaudar impuestos de manera efectiva, y si no quiere aumentar los impuestos, lo cual es un gran acierto, debe ir tras quienes están acostumbrados a burlar al fisco. Hablemos de datos duros:

En el primer trimestre del año pasado, el entonces Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías emitía una alarma “La evasión y elusión fiscal en México representa entre tres y cuatro puntos del Producto Interno Bruto (PIB), es decir un billón de pesos ”lo que podía pagar dos veces el presupuesto para el programa de apoyo a adultos mayores y la construcción del Tren Maya.

Esas son las cifras oficiales, pero si consideramos igualmente todos los trabajos informales que hay en nuestro país es aún mayor, con independencia del dato el problema es inmenso ¿cómo combatirlo? Dos herramientas tiene el gobierno, la miscelánea fiscal y la reforma penal fiscal.

La miscelánea fiscal 2020 contempla la actualización en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de los tabacos y refrescos, mientras que la economía digital también se regulará: Se cobrará el IVA en todas las transacciones que se realicen en plataformas digitales y éstas deberán retener ISR de aquellos que generan ingresos a través de ellas (como UBER o vendedores en Amazon).

La reforma penal fiscal persiguió terminar con la facturación falsa y se modificaron cinco leyes: la Ley contra la Delincuencia Organizada, la Ley de Seguridad Nacional, el Código Nacional de Procedimientos Penales, el Código Fiscal de la Federación y el Código Penal Federal.

Como podemos observar los cambios tendrán repercusión sobre todo en personas morales, ojalá que la ley se aplique con justicia y que la economía se reactive durante el año, pues las medianas empresas son quienes terminan pagando los platos rotos de un mal sistema recaudatorio.